durante
muchos años, mientras caminé
con
el árbol bajo el brazo
me
chocaba la gente
con
las ramas me enganchaba
los
carteles de los negocios
en
primavera sobre todo
no
veía bien por dónde iba
siempre
pidiendo permiso y disculpas
todos
me sonreían y decían:
no
hay problema, pibe ¿te ayudo?
qué
raro, debe estar trabajando
qué
chico más simpático
ahora
que no llevo nada
estoy
libre, me siento ágil, ligero
veo
claramente por dónde voy
y
puedo mirar bien las caras
aunque la gente ya no me sonríe
ni
siquiera la rozo
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