atrás de ese paredón (de unos tres metros de alto y seis cuadras de
largo, siguiendo la mano de la calle,
de rondeau a juan molina)
por calle malvinas
sobresalen unas siluetas de más de diez metros de
altura, recintos
en los que no hace mucho
en los que no hace mucho
llegaron a transitar más de
mil personas
y desde en los años noventa
yuyos y plantas roen sus cimientos
algunas de estas edificaciones
todavía conservan
en su nave principal
el techo a dos aguas con algunas tejas
francesas y chapas apenas
sostenidas; a otra, solamente
le queda la cabriada de fierro oxidado igual
las paredes de estas construcciones
(que tienen cincuenta metros de largo
por quince de ancho con sus ladrillos a
(que tienen cincuenta metros de largo
por quince de ancho con sus ladrillos a
la vista con sus columnas sus
vanos de arcos rebajados
y sus vanos circulares allá arriba en los
vanos de arcos rebajados
y sus vanos circulares allá arriba en los
mojinetes)
siguen ahí
y a la tarde, más
bien ya sobre la noche,
a veces guardan un aspecto
algo extraño y
una soledad terrible y
una soledad terrible y
luminosa como si tuvieran la misma casi
solemnidad de una
catedral
abandonada
talleres
del Ferrocarril Bahía Blanca Noroeste ruinas de
lo que fue el centro de
otra civilización